CARTA DE ESTAMBUL Mi amado Te escribo desde el lecho Estoy cansada Me miré en el espejo: estoy verdosa. Hace frío. Dime ¿no llegará nunca el verano? La leña cuesta hasta treinta libras por semana ¿Y qué hacer? Ayer yo trabajaba en el pasillo Debí echarme una manta en las espaldas Los vidrios de las ventanas están rotos Las puertas cierran mal Tendríamos que mudarnos La casa puede caérsenos encima Pero los alquileres son tan caros Por qué escribirte esto que sólo servirá para apenarte ¿Pero con quién hablar de mis angustias? Perdón, querido Di ¿cuándo hará buen tiempo? ¡Por la noche, de noche sobre todo! Es demasiado Yo no quiero temblar siempre de frío En mis sueños, me veo allá en el África Una vez, fue en Argelia ¡Qué caluroso, qué agradable era! Pero una bala atravesó mi frente Toda mi sangre se iba derramando mas yo no estaba muerta. Si me vieras, estoy avejentada Y aún no tengo cuarenta; tú lo sabes. Sí, estoy avejentada y lo sé y lo digo y al decirlo, las gentes se enojan y me cansan con consejos No hablemos más de eso. Filmaron La Cigarra Parece que en París el film tuvo un gran éxito ¿Esa pobre mujer tenía toda la culpa? ¿Tú qué crees? A mí el doctor me gusta y a la vez lo detesto a ese tonto ¿Quién es más desgraciado, al fin de cuentas, y por culpa de quién? Por la radio me llegan canciones paraguayas Están escritas sobre una hoja atravesada por espinas con el amor, el sol y el sudor de los hombres Son amargas y llenas de esperanza ¡Si pudieras saber hasta qué punto me gustan las canciones paraguayas! Me ha llegado una carta de Adviyé Me dice que sin mí está fastidiada, que no puede olvidarme Eso me ha sorprendido Desde hace largo tiempo, desde que te escapaste del país. ni siquiera una vez ha golpeado a mi puerta ni trató de saber algo de mí Y hasta una vez que me encontró en la calle en un día de fiesta prosiguió su camino volviendo la cabeza Éramos las amigas más íntimas que pueda imaginarse pero a la amistad le ocurre lo que al árbol: una vez seca, ya no reverdece Yo no le he contestado ¿Para qué? Si viniera a mi casa Yo no tendría nada que decirle No es que la odie, ¡oh, no! Le deseo la dicha Parece que ha esposado a un rico muy enfermo Un maniático, dicen ¡Y tan llena de vida era Adviyé! ¡Qué lástima! He ido a contemplar a nuestro hijo Rosado y rubio, duerme con los puños cerrados Le acomodé la manta que tirara en su sueño Esta noche la radio dio una mala noticia Irène. Joliot-Curie acaba de morir ¿No es verdad que era joven todavía? He leído hace mucho tiempo ya un libro con la vida de su madre la madre de la muerta Mencionan allí a dos muchachas comparándolas -recuerdo aún esa página- a dos rubias estatuas, a dos estatuas griegas Y bien: ahora ha muerto una de esas muchachas No sé explicarlo bien: Una ilustre mujer de ciencia, sí Mas la que de leucemia acaba de morir es la muchacha rubia, ella también Esta noche lloré a Irène Joliot-Curie Es curioso. Irène Si alguna vez le hubieran dicho: Irène cuando mueras una mujer de Estambul, una mujer que no conoces sentirá mucha pena Si le dijeran que yo lloré tanto se sentiría sorprendida He recordado a su marido Me pregunté ¿es que debo escribirle? Pero su dirección no la sabía «Federico Joliot-Curie París» ¿Hubiera sido suficiente así? También ha muerto un escritor francés Lo supe por los diarios; me parece que ni sabes su nombre Él era viejo desde hace largo tiempo y además cínico y egoísta Un hombre despreciable Durante su existencia se ha burlado de todo No amó a nadie ni a nada Sólo a perros y a gatos Y ni siquiera tanto: sólo a sus perros y a sus gatos. Poco antes de morir le hicieron todavía un reportaje Se burló de la muerte Pero bien se notaba: le tenía un temor espantoso Publicaron su foto. Parece nuestra abuela Supongo que ella es hombre y trata de ponerle un gorro en la cabeza y lo tendrás tal cual Un vejete arrugado y en soledad espantosa También, también por él sentí piedad pero mi pena ya no era la misma Irène Joliot-Curie Uno piensa en sus hijos y piensa en su marido mas sobre todo compadece al mundo: una figura grande se le ha ido. Te tengo reservada una buena sorpresa: El haragán de tu hijo está aprendiendo a leer Muchísimas palabras sabe ya este diablillo: «Toma -corre- el lápiz, la cartera, el libro.» ¿Es magnífico, no? Cada vez que descubre una letra, la compara: La A es una casa La B un vientre, un señorón La T es una pica. Temo tanto que sea perezoso Si fuera una muchacha sería mucho más fácil porque en cada momento de su vida una mujer hace algo con sus dedos Pero ¿y un niño de cinco años, qué? Ah, si cesara el frío, si viniera el buen tiempo El buen tiempo vendrá Mi carta se ha alargado Cuida bien tu salud Contéstame muy pronto No me olvides Contéstame muy pronto No debes consolarte pensando que Munever es mujer decidida y valerosa y que sabrá arreglárselas Sin ti yo estoy perdida No me olvides Cuida bien tu salud Besos tus ojos, tus queridos ojos Buenas noches Cuida bien tu salud Contéstame muy pronto Mis pesares no deben preocuparte Olvida mis pesares No me olvides.