LA NIÑA MUERTA (*) Soy yo quien golpea a tu puerta A todas las puertas, a todas las puertas Pero ustedes no pueden contemplarme Es imposible ver a un niño muerto Hace diez años largos he muerto en Hiroshima Pero sigo teniendo siete años Los niños muertos dejan de crecer Al principio se inflamaron mis cabellos Mis manos y mis ojos ardieron después Me convertí en un puñado de cenizas Que el viento dispersó Nada, nada les pido para mí No podrían mimarme aunque quisieran Una niña que ha ardido cual si fuera papel no come caramelos Yo golpeo y golpeo a cada puerta: Dénme, dénme una firma Para que los niños no sean asesinados y coman caramelos 1955 (*) El conocido músico checoslovaco Vaclav Dobias compuso la música para este poema. La canción ha sido interpretada, a menudo y grabada por el gran cantor negro norteamericano Paul Robeson.