PASEO NOCTURNO Saliste de la cárcel y en seguida dejaste embarazada a tu mujer; la tomas por el brazo y a la noche pasean por el barrio. El vientre de la dama casi le llega hasta la nariz Ella lleva con gracia esa carga sagrada. Tú te sientes altivo y orgulloso. Hace fresco Ese frescor que tienen los bebés cuando las manos se les hielan Quisieras apretarlas en las tuyas para darles calor. Por la puerta de la carnicería rondan todos los gatos de este barrio y la mujer rizada, la del segundo piso sus tetas ha instalado en la ventana, sobre el antepecho y contempla la noche. El cielo está muy limpio, iluminado apenas y en el medio se ve la estrella del pastor que centellea como un vaso de agua. El veranito de San Juan este año se ha prolongado mucho Si las moras se vuelven amarillas verdes aún se muestran las higueras. El tipógrafo Rafik con la hija de Yorguí, del lechero, vagabundea en el crepúsculo sus dedos se entrelazan. En su almacén las lámparas enciende Karabef El ciudadano armenio no ha perdonado nunca que su padre haya sido degollado en la montaña kurda Mas te quiere porque sabe que tú tampoco perdonaste a quienes han marcado con esa mancha negra la frente de tu pueblo. el pueblo turco. Los tísicos del barrio los que están amarrados a su lecho miran tras de los vidrios El hijo sin trabajo de Hurí la lavandera la tristeza colgando de los hombros va al café La radio de Estambul difunde las noticias del último momento de un país muy lejano de allá de Asia lejana. Los de Cara-amarilla-cual-la-luna están peleando contra un dragón blanco Hasta allí han enviado a gentes de tu pueblo. Son cuatro mil quinientos ejemplares de Memet. Destinados a asesinar a sus hermanos Enrojece tu rostro de vergüenza y de cólera. Una tristeza una tristeza que no es nada abstracta una tristeza que te pertenece una tristeza atada por los pies y las manos como si a tu mujer atropellaran arrojándola al suelo y haciéndole perder a su bebé 0 bien cual si estuvieras todavía en la cárcel y entonces, con gendarmes de origen campesino a campesinos presos hicieran apalear. La noche ha caído repentinamente. El paseo nocturno ha terminado. Un coche policial aparece en la esquina de tu calle Y tu mujer susurra: -¿No será por nosotros?